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LO QUE ENSEÑA LA BIBLIA ACERCA DE LA ORACIÓN Y LA FE

 

 

LA ORACION

1. ¿Cómo nos comunicamos con Dios?                                           Daniel 9:3

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2. ¿Qué es la oración?                                                                        1 Samuel 1:9-15

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3. ¿Cuánto poder tiene la oración sincera?                                      Santiago 5:16

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4. ¿En nombre de quién debemos orar?                                          Juan 14:13

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5. ¿Contesta Dios las oraciones?                                                     Mateo 7:7-11

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LA FE

6. ¿Qué es la fe?                                                                                  Hebreos 11:1,6

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7. ¿Cómo se desarrolla la fe?                                                             Romanos 10:17

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¿QUÉ DEBO HACER?

1. Orar tres veces al día.                                                                      Salmos 55:17
2. Practicar la oración privada.                                                           Mateo 6:6
3. Pedir cosas convenientes.                                                              Santiago 4:3
4. Pedir con fe.                                                                                      Mateo 21:22

 

 

 

Mi decisión: Creo que Dios escucha y contesta las oraciones. Resuelvo orar con fe todos los días.

 

 

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Acepto

 

 

 

ESTUDIO ADICIONAL

Conviene orar asiduamente (Lucas 18:1; Romanos 12:12). El mejor programa es orar tres veces por día (Daniel 6:10). Hay que tener un espíritu constante de oración (1Tesalonicenses 5:17)

Asuntos por los cuales orar. Agradecimien­to (Filipenses 4:6) Pedidos diversos (Santiago 1:5; Juan 5:17). Confesión de los pecados (Da­niel 6:10; Salmos 32:36). Hay que pedir por las necesidades ajenas (Job 42:10).

Condiciones para que Dios conteste las ora­ciones. Pedir con fe (Mateo 21:22). Pedir bien (Santiago 4:3). Pedir conforme a la volun­tad de Dios (Lucas 22:41,42). Manifestar es­píritu perdonador (Marcos 11:25). Ser perse­verantes (Lucas 18:1). Guardar los manda­mientos (1 Juan 3:22).

Impedimentos para que Dios conteste. Pe­dir egoístamente (Santiago 4:3). Las dudas (Santiago 1:6). Falta de espíritu de perdón (Mateo 6:14,15). El pecado abrigado en el cora­zón (Salmos 66:18). Desobediencia a la santa ley de Dios (Proverbios 28:9).

Dios promete contestar las oraciones (Sal­mos 3:4; 40:1,2; Mateo 7:7-12).

 

¿QUE ES LA ORACIÓN?

“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo... La oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, donde están atesorados los recursos infinitos de la omnipotencia” (Elena G. de White, El camino a Cristo, págs. 93, 95).

 

CLASES DE ORACIÓN

El rezo consiste en la recitación de una ora­ción ya escrita. El más famoso es el Padrenuestro, dado por Jesús. La oración es hablar con Dios, con nuestras propias palabras, para contarle las necesidades que nos afligen.

Existen varios tipos de oración. La oración pública trata asuntos colectivos. En la oración familiar se mencionan problemas del hogar. La oración por los alimentos tiene por fin agradecer a Dios por ellos y pedir su bendición (Lucas 24:30; 22:19). La oración más provechosa para el alma es la privada. Existe también la oración mental, que se eleva sin palabras audibles.

 

PARTES DE LA ORACIÓN

Se comienza diciendo: “Padre nuestro” (Mateo 6:9), y luego se sigue con lo que desea de­cir o pedir a Dios. Se termina en el nombre de Je­sús (Juan 16:23) y con la palabra “Amén”, que significa “así sea”.

 

MARAVILLOSOS EFECTOS DE LA ORACIÓN

El famoso médico Alexis Carrel opinó: ‘La oración es la más poderosa forma de energía que cabe generar. Es una fuerza tan real como la gra­vedad terrestre. Como médico, he visto a hom­bres que después del fracaso de todos los procedi­mientos curativos, han vencido la enfermedad y la melancolía por el sereno esfuerzo de la oración.

“Presentad a Dios [en oración] vuestras nece­sidades, tristezas, gozos, cuidados y temores. No podéis agobiarle ni cansarle... Su amoroso cora­zón se conmueve por nuestras tristezas y aún por nuestra presentación de ellas. Llevadle todo lo que confunda vuestra mente. Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda sopor­tar... Ninguna cosa que de alguna manera afecte vuestra paz es tan pequeña que él no la note... Ninguna calamidad puede acaecer al más peque­ño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin que el Padre celestial lo note, sin que tome en ello un interés inmediato” (Elena G. de White, El Camino a Cristo, págs.100, 101).

 

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